A mi abuela María Celia Salazar de Blandón.
Escrito cuatro días antes de morir.
Tiene 97 años
y ayer en la noche
mi abuelo
vino por ella,
la ha esperado por
más de 50 años,
ha sido arduo
el tiempo
de esperarlo
y de él estar preparado
para ello.
Quiere volver al lugar
donde tiempo atrás
lucho de manera
aguerrida
por su familia
es un centurión de la vida
una dama eterna.
Ya lo que queda de
ella son los recuerdos,
sus hijos,
nosotros,
los hijos de sus hijos,
donde ella
podrá habitar o,
hasta cuando el último vestigio
de los Salazar
–y de los Blandón también-
exista bajo las luces
del sol,
los fríos de
las noches.
Mi madre y sus hermanos
son grandes representantes
de su tesón
ella les infundo
el sentido de la tierra,
la necesidad de volver
a lo esencial,
de no olvidarse
lo que son.
lo que somos:
hijos de ella,
matrona antioqueña
donde se convierte
en el
todo familiar
¿Qué será de nosotros cuando
ella ya no nos
acompañe?
Lo único que puedo asegurar
es que hoy soy
lo que es mi madre,
la madre de mi madre,
mis antepasados,
todo lo que podré
ser será por ella
quien ha podido
trasmitirlo
a través de mi mamá
Blandón,
por medio de sus
ojos que cuando
los miro
encuentro la paz de mis
ancestros,
de ella que tiene 97 años
y ayer en la noche mi abuelo
vino por ella.
18.01.2010.
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