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martes, 19 de mayo de 2020

Natalia y Natasha


Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cuál de los dos escribe esta página. Jorge Luis Borges.


Natalia y Natasha eran competitivas y entre ellas se retaban, esto sucedía en diferentes ámbitos de sus vidas en las que terminaban de una u otra manera vinculándose, allí nacían los  retos, primero eran amigables por respeto al pasado que las unía, luego pasaban a tensiones, palabras fuertes y chismes de ambos lados, dividían, multiplicaban y no llegaban a nada.
Un día llegó trasladado al colegio un  chico que venía del sur de la ciudad, Juan David entró a decimo, la primera que lo vio fue Natalia quien se dijo ¡Uy, qué man tan lindo! Lo quiero para mí.
Natasha lo observó caminar en busca de la cafetería, ella había acabado de salir del baño y ¡Pum! ¡Papasito! Lo quiero para mí. Se dijo.
Y así sin que las dos se dieran cuenta se enfrascaron en una nueva batalla para demostrar cuál era la mejor, al principio las dos lo cortejaron al tiempo y con los mismos métodos: le enviaban cartas con chocolates o cualquier otro dulce, lo invitaban a salir, le hablaban a toda hora por el Whatsapp sin importar si estaban en clases o en cualquier lugar, le publicaban mensajes románticos en el muro del Facebook, y es que eran tan parecidas entre ellas que cuando Juan David leía lo que le escribían o le publicaban las terminaba confundiendo, no sabía cuál era lo que había dicho qué… lo retuiteaban, lo seguían en Instagram, stalkeaban sus perfiles en todas las redes sociales que él pudiese tener, era casi una persecución amorosa o una obsesión compartida. Incluso fueron muy osadas y pusieron la foto de Juan David en la portada de sus perfiles, casualidad: la misma foto, en esa foto aparecía con una camisa de cuadros rojos y blancos, con una gorra blanca Adidas, lentes con marco redondo y delgado que parecían de oro, los audífonos puestos y mientras se miraba al espejo se tomaba la selfie, en la foto original escribió la siguiente leyenda ¡La experiencia enriquecida me formó como persona!
La una creyendo que la otra la imitaba se increpó por Whatsapp, el agarrón fue tan épico que cuando se vieron en la entrada del colegio al día siguiente de la discusión se fueron a los golpes, obvio,  luego de gritarse zorra, perra, buscona y envidiosa, en realidad fueron arañazos, haladas de pelo, babas, gritos e insultos.
La pelea llegó a niveles desmesurados: padres de familia en rectoría, llamados a la hoja de vida, suspensiones, llanto, odio y habladurías por los corredores del colegio, la historia entre ellas dos, las que en otrora fueron muy unidas, no termina bien, ambas la vida les deparará un futuro nefasto.
Pero lo que nunca Natalia ni Natasha supieron  es que mientras ellas peleaban por un hombre, él encontraba las mieles del primer amor en los brazos de Camila, la practicante de la licenciatura en idiomas que venía de la Universidad de Antioquia a trabajar con los grados Decimo y Once.