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martes, 29 de diciembre de 2020

De puertas y calores

 Siempre me ha gustado la desnudez, llego a mi casa y me quito todo, duermo en las tardes por el calor; por esa época de temporada de calor una chica se quedaba en mi casa, era ella del municipio de La Ceja, Antioquia, y buscaba apartamento, nosotros le ofrecimos hospedaje mientras encontraba habitación o apartamento, estudiaba en la Universidad de Antioquia, se iba a las siete de la mañana y regresaba ocho de la noche, ese día llegué de trabajar a la una de la tarde, me desnudé y me acosté a dormir con la ventana y la puerta abierta, tranquilo, no recuerdo el sueño que tenía pero lo cierto es que era algo erótico pues tenía una erección, la sentía y me causaba placer estar así.

Y ahí escuché entrar a alguien a la casa, era la chica cejeña, pues siempre que llegaba soltaba un suspiro débil en la puerta, nunca lo entendí, quise cerrar la puerta, pero ella ya estaba próxima a la habitación, se me olvidó decir que su habitación queda contigua a la mía, entonces sin saber qué hacer me hice el dormido, me acosté boca arriba, en ese momento sentí que ella se detenía al frente de mi habitación, que no se movía y extrañamente comencé a experimentar que mi sexo estaba más duro, tampoco estaba pensando de manera lógica o  más allá de lo racional, me quedé quietico, sin moverme, creo que en mi rostro se podía ver una sonrisa tonta, esperaba que ella cerrara la puerta de mi habitación, pero no lo hizo, al contrario, abrió con mucha cautela la suya, escuché como dejaba caer  su moral al suelo, luego cerraba la puerta, me preocupé por lo que ella pensara de eso, pero la verdad es que yo no lo planeé, quise cerrar la puerta pero como dicen por ahí a rey muerto, rey puesto. Además, si lo hacía empeoraría las cosas al hacerle saber que yo si estaba despierto, entonces decidí no hacerlo.

Al cabo de unos tres minutos ella volvió a salir de la habitación, pero en vez de seguir hacía algún lado de la casa se quedó en el pasillo, me observaba, estaba seguro, entró sigilosa a mi habitación y sentí sus ojos puestos en mi sexo que ahora me parecía a punto de reventarse, dejé mis ojos bien cerraditos, creo que estaba sudando; en un principio sentí uno de sus dedos pasar suavemente por la parte de encima de mi pene, después dos dedos, luego tres, hasta que al cabo de unos segundos era su mano la que lo acariciaba y luego lo rodeaba, su otra mano acariciaba mi pelvis y mis testículos, sentí el agitar, el placer en cada subida y bajada de la mano sobre mi sexo, gocé cada caricia suya y el culmen, y el fuego y la explosión. Creo que ella logró ver el rostro que hacía cuando eyaculé.  La sentí salir de mi cuarto, la sentí en el baño, la escuché arrancar papel higiénico y limpiarse, la volví a escuchar regresar en sus pasos y entrar a su habitación, cerrar su puerta y acostarse.

Me levanté y me vi totalmente mojado, también fui al baño y me limpié, la erección no se me iba así que me tomé varias fotos de cómo lo tenía, fotos que verás al final de este texto. Cerré la puerta y me acosté a dormir feliz.

A eso de las cuatro de la tarde me levanté, me vestí y arreglé la casa.

La chica regresó de la universidad a las ocho de la noche, abrió la puerta y soltó el suspirito, yo la miré y la saludé mientras que pensaba en eso que los sueños a veces son tan reales.