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lunes, 25 de enero de 2010

Tiene 97 años.

A mi abuela María Celia Salazar de Blandón.

Escrito cuatro días antes de morir.

Tiene 97 años

y ayer en la noche

mi abuelo

vino por ella,

la ha esperado por

más de 50 años,

ha sido arduo

el tiempo

de esperarlo

y de él estar preparado

para ello.

Quiere volver al lugar

donde tiempo atrás

lucho de manera

aguerrida

por su familia

es un centurión de la vida

una dama eterna.

Ya lo que queda de

ella son los recuerdos,

sus hijos,

nosotros,

los hijos de sus hijos,

donde ella

podrá habitar o,

hasta cuando el último vestigio

de los Salazar

–y de los Blandón también-

exista bajo las luces

del sol,

los fríos de

las noches.

Mi madre y sus hermanos

son grandes representantes

de su tesón

ella les infundo

el sentido de la tierra,

la necesidad de volver

a lo esencial,

de no olvidarse

lo que son.

lo que somos:

hijos de ella,

matrona antioqueña

donde se convierte

en el

todo familiar

¿Qué será de nosotros cuando

ella ya no nos

acompañe?

Lo único que puedo asegurar

es que hoy soy

lo que es mi madre,

la madre de mi madre,

mis antepasados,

todo lo que podré

ser será por ella

quien ha podido

trasmitirlo

a través de mi mamá

Blandón,

por medio de sus

ojos que cuando

los miro

encuentro la paz de mis

ancestros,

de ella que tiene 97 años

y ayer en la noche mi abuelo

vino por ella.

18.01.2010.

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