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martes, 8 de octubre de 2024

Cuadrigas en dos ruedas

 










Auriga sobre un solo caballo de patas giratorias

cuya tracción se divide ora en dos, ora en cuatro tiempos

surca las carreteras rumbo al sur de este valle

cansado de tantas lágrimas.

 

Este yoqui

De hablar arrastrado

Rebeldía contumaz

Que ha tomado segundos antes la autopista que lo llevará a algún fin

Pero que no sabemos si de allí habrá de retornar

Le exige al rocín

penco

o jamelgo

como quieras llamarlo

que corra

[contra natura sin natura]

parecido a un corcel

lo lleva al extremo de creer que las latas del caballo metalizado y su cuerpo

son la prolongación del uno y del otro

cabalgador esquiva catafractos montados por seléucidas

de poncho

sombrero aguadeño

motosierra a sus espaldas

[cajuela con secretos]

los esquiva casi al borde de tocar el piso

con sus fortísimas rodillas

gladiador sobre el asfalto

Marco Atilo de la Nororiental

No vio al catafracto seléucida arrastrarlo

Pasarle por encima

La mors reía mientras se señalaba el columbarios

Que inevitablemente comenzaría a habitar desde ese instante

Se dio cuenta que la lorica con la que se protegía

No lo hacía valiente

Ni tampoco su caballo

Que su vehículo

Al ser conducido por él

más bien parecía un taparo llevando un stultus en sus lomos

era  un pollino el que conducía al caballo

Pero entre metales doblados

Y carnes cercenadas

El intento de auriga

Se fundió con piel y sangre

a los metales retorcidos

al aceite y la gasolina

que de su Equus de dos ruedas

brotó

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